AGRICULTURA

Un bosque pampeano tocado e invadido

El caldenal sufre una fuerte presencia de especies exóticas que se suma a su degradación por desmonte y sobrepastoreo. Investigaron cómo una hierba europea supera la resistencia de los pastos nativos con ‘ayuda’ del ganado y del árbol dominante del ecosistema.

Por: Sebastián Tamashiro

(SLT-FAUBA) La región boscosa del caldenal, que abarca las provincias de La Pampa, Buenos Aires y San Luis, se encuentra degradada por el desmonte y del pastoreo excesivo. Y esto no es todo, también sufre una invasión de especies vegetales exóticas que pone aun más en peligro la biodiversidad nativa. Ante esta situación, un estudio reveló la forma en que las plantas invasoras vencen la resistencia de las nativas con ‘la colaboración’ del ganado y del árbol dominante del ecosistema, el caldén. La ganadería es una de las actividades productivas de la zona, por lo que señalan que será necesario definir cargas animales rentables que permitan conservar la diversidad biológica del sistema.

Desde hace décadas, la superficie y la biodiversidad del caldenal se reduce a causa de la tala indiscriminada, de incendios y de desmontes para realizar agricultura y ganadería. El Inventario Nacional de Bosques Nativos estimó la superficie original del bosque en 3.500.000 hectáreas en la provincia de la Pampa, que correspondía al 24% de su superficie. Hoy quedan menos de 1.600.000 hectáreas.

La invasión de especies exóticas vegetales es otro de los factores que tiene un gran impacto negativo sobre la biodiversidad del bosque nativo. Por eso, María Eugenia Estanga Mollica investigó cómo la acción del ganado, junto con la presencia del caldén —árbol que da nombre al ecosistema— propicia el establecimiento, crecimiento y persistencia de la hierba invasora exótica Chenopodium album, o quínoa blanca, en zonas rurales boscosas cercanas a la ciudad de Santa Rosa, en la provincia de La Pampa.

Invasión asistida

“Investigamos una de las especies invasoras más abundantes del bosque. Por eso, creíamos que C. album le ganaba la pulseada a las hierbas nativas y que el caldén la ayudaba”, dijo Estanga Mollica en la tesis doctoral que realizó en la Escuela para Graduados de la Facultad de Agronomía de la UBA (EPG-FAUBA), dirigida por José Luis Hierro.

“Nuestros resultados sugieren que los pastos nativos son la principal resistencia a la hierba invasora. Sin embargo, la quínoa blanca encuentra la forma de establecerse y prosperar bajo los caldenes. Esto sucede ya que las vacas del bosque buscan la sombra del árbol y dañan las gramíneas nativas con su pisoteo. Así, C. album sacaría ventaja de las condiciones ambientales favorables que genera el caldén”, explicó.

La investigadora resaltó que la disminución de la vegetación natural aumenta la susceptibilidad del caldenal a la invasión. “Tenemos que acordar con los productores manejos que mantengan la rentabilidad de los sistemas, pero también que conserven la biodiversidad de este bosque pampeano”.

Un hábitat a medida

Uno de los puntos destacados del estudio se refiere a la forma en que el caldén beneficia a la especie exótica. “En el caldenal pampeano, la quínoa blanca parecía estar muy asociada al árbol nativo dominante. Por ejemplo, observamos que la densidad y el tamaño de los individuos de C. album eran mayores bajo el follaje del caldén que fuera del mismo”.

En este sentido, agregó: “Observamos que el suelo bajo los árboles es más rico en materia orgánica, agua y nutrientes. Además, vimos que la sombra de los caldenes amortigua la temperatura y la radiación. Estas condiciones ambientales son favorables para la invasora, sobre todo cuando el pisoteo del ganado daña y disminuye la abundancia de nativas. Para invadir, C. album necesita espacios libres de vegetación herbácea o, al menos, niveles bajos de abundancia de gramíneas nativas”, señaló.

Al respecto, Eugenia, quién trabaja en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de la Pampa, contó que la quínoa blanca es una hierba originaria de Europa y una maleza muy común en áreas agrícolas de las regiones templadas del mundo. En la Argentina se la encuentra en gran parte del territorio. La investigadora añadió que a esta invasión se suman otras hierbas como el abrepuño, la flor amarilla y varias especies de cardos. Según un estudio del Conicet, en la Argentina existen casi 700 especies exóticas invasoras.

Ecosistema amenazado

El bosque de caldén sirve de hábitat para muchas especies de fauna nativa como los gatos monteses, los pumas, las vizcachas y las maras. En áreas abiertas también se pueden encontrar ñandúes y guanacos, y sus prácticas productivas incluyen ganado vacuno, equino y ovino.

“Este bosque tiene vegetación de tres alturas diferentes. El árbol de caldén acompaña a otras especies leñosas como el chañar y algunos algarrobos, que forman un bosque relativamente abierto. Algunos arbustos que se destacan son el piquillín, el llaollín y la tramontana. El estrato herbáceo del caldenal es muy importante para el ganado; lo integran varias especies de gramíneas como el pasto puna y las flechillas negra y blanca, entre otras”, detalló.

“Sin embargo, toda esta riqueza está en peligro por el estado de degradación del bosque y por la fuerte invasión que está sufriendo. Las especies exóticas no sólo reducen la riqueza biológica de los ecosistemas, sino también su composición y funcionamiento”, concluyó.

Prensa FAUBA