Referentes Aapresid del área triguera comparten planteos para encarar la próxima fina, condicionada por los precios de los granos, de los arrendamientos e insumos clave.
La recarga hídrica en buena parte de la zona núcleo renueva las esperanzas para la próxima fina, e ilusiona con dejar atrás el mal trago del trigo 2023. Sin embargo, la volatilidad en los precios de los granos, los valores de arrendamiento e insumos, y La Niña que amenaza con volver, complican el panorama y desafían a los productores a la hora de decidirse por trigo.
La última edición de la Revista mensual de Aapresid, recopiló la opinión de productores y asesores de Aapresid en distintas regiones para saber cómo se preparan de cara a este escenario. Todos coincidieron en que, para hacer la diferencia, hay una clave: maximizar la eficiencia en el uso de tecnologías de insumos como fertilizantes, debido a su impacto sobre los costos y el rendimiento del cultivo.
En el sur de Buenos Aires – donde se produce casi la mitad del trigo nacional -, Guillermo Divito (Asistente Técnico de la Regional Aapresid Necochea) comenta que si bien la intención de siembra se mantendrá, están pensando en reajustar las estrategias de nutrición.
Por ejemplo, fertilizar de manera particionada es una práctica que permite obtener una respuesta productiva y al mismo tiempo diversificar los momentos de aplicación y de compra, explicó María Lourdes Guerrero, Asistente Técnica de la Regional Aapresid Trenque Lauquen, en el oeste de Bs. As.
La aplicación variable de fertilizantes ajustando dosis a cada situación, es otra forma de ganar eficiencia y apuntar al potencial de cada ambiente, comentó por su parte el referente del sudeste cordobés Álvaro González (Pte. Regional Aapresid Laboulaye y Gte. de Producción de Rhenania S.A.). Para ello es importante ambientar previamente los lotes, al menos conocer la calidad del suelo, el nivel de humedad del perfil a los 2 m y la presencia o no de napa, y en base a eso trabajar en el costo del cultivo por ambientes.
Como complemento, González comentó que están implementando un plan de rotación que incluye cultivos de servicios (CS) previo al trigo para mejorar la fertilidad de los suelos.
Otro insumo que tiene impacto significativo en el margen del trigo son los fungicidas, para mantener a raya enfermedades frecuentes como mancha amarilla y royas amarilla y anaranjada. La genética es una gran aliada para reducir la necesidad de productos químicos, siendo recomendable optar por variedades con un mejor perfil sanitario, recomendó Guerrero.
En relación al control de malezas, ganar eficiencia vendrá de la mano de realizar las aplicaciones de herbicidas en los momentos adecuados, previa identificación de las malezas problema. No obstante, “hay que entender que no alcanza solo con el esquema químico”, remarcó Federico Botti, Vicepresidente de la Regional Aapresid 25 de Mayo en Bs. As. El manejo debe integrarse con rotaciones diversas con CS y ajuste en el arreglo espacial de los cultivos, entre otras prácticas para competir mejor con las malezas.
Otro pilar para el éxito residirá en diversificar riesgos, evitando concentrar fechas de siembra, así como “ajustar el nº de plantas a alcanzar en función del ambiente”, agregó Botti.
Frente a la incertidumbre climática que depara la segunda mitad del 2024, será fundamental hacer un muy buen manejo de los barbechos y prácticas que conserven la mayor humedad del suelo. “Para aquellos que hacemos CS, será importante el momento de ponerles fin. Es un año para adelantarse en función de la disponibilidad de agua útil”, comentó el asesor.
En zonas donde el agua aprieta buscarán priorizar planteos defensivos, de acuerdo al asesor Jorge Muriel de la Regional Aapresid Lincoln, donde hoy se encuentran con los perfiles a mitad de su capacidad.
No quedan dudas que en este contexto desafiante la pulseada la ganará quién potencie la producción y maximice la eficiencia en el uso de los recursos y procesos, dentro de un marco sustentable.