Para su desarrollo se utilizaron datos de rendimiento y áreas sembradas en los últimos cinco años, junto con modelos de simulación y técnicas de mapeo digital.
El informe revela que en las áreas agrícolas se está aportando anualmente un promedio de 6.5 toneladas de materia seca, lo que equivale a 2.56 toneladas de carbono por hectárea/año.
Estos valores son muy cercanos a los requeridos para mantener los stocks de COS en su nivel actual ( 6.3 t MS y 2.45 t de C ha/año en promedio).
Sin embargo, estos valores son muy variables según cada región. Las regiones como el NOA, Entre Ríos, la Zona Núcleo, y el Sudeste de Buenos Aires muestran la mayor demanda de carbono, requiriendo aportes superiores a las 5 t C/ha/año para sostener sus niveles de COS. En términos de materia seca, esto significa más de 10 t MS/ha/año.
Si se apostara a mejorar los valores de COS a niveles alcanzables, sería necesario llevar los niveles de producción anual a un equivalente de 7.4 toneladas MS aérea/ha/año en promedio, es decir aumentar en un 11% los aportes de biomasa actuales.
Esto en términos promedio, ya que en las mismas regiones mencionadas, el aporte necesario escala a las 11-12 tn/ha/año. Por último, para llevar a los suelos a su máxima capacidad de almacenaje de COS (COS potencial), la biomasa a generar escalaría a 13.7 t MS/ha/año.
En este sentido, la Red sugiere que los resultados subrayan la importancia de incrementar la producción de biomasa y optimizar el manejo de residuos en estas áreas.
En este sentido, prácticas como la siembra directa, las rotaciones diversificadas con inclusión de gramíneas y cultivos de servicios y la nutrición balanceada, están entre las que más contribuyen a aumentar los volúmenes de materia seca y carbono aportados.