Las imágenes procesadas y los mapas de presión de malezas son nuevos insumos para definir estrategias de pulverización. ¿Aplicar en todo el lote o sólo donde se necesita? El paso a paso en versión fácil.
Septiembre es tiempo de barbechos y como en cada campaña, pero especialmente en ésta, controlar eficientemente las malezas se vuelve una tarea clave. Con escasez de agua en el perfil, eliminar la competencia por recursos que generan es fundamental y hacerlo reduciendo costos y con menor impacto ambiental es el objetivo de todos.
En este contexto, el uso de drones aparece como una herramienta que permite detectar en qué partes del lote hay mayor afluencia de malezas –ya sea en barbecho o en post-emergencia– y hacer aplicaciones zonificadas que optimicen los beneficios económicos y ambientales.
Como sabemos, las malezas no están presentes en todo el lote. “Lo que brinda un vuelo de dron es la posibilidad de detectar cuáles son los sectores comprometidos y realizar una prescripción para utilizar los recursos solo donde se necesitan”, explica Gonzalo Gómez, de DroneScope.ag. Una vez que se toman y procesan las imágenes, se aíslan áreas del lote con polígonos que identifican los lugares donde las malezas están presentes, y esa información se carga en el monitor del pulverizador. De ese modo, el lote queda dividido en sectores donde hay que aplicar y otros donde no. Es decir: cuando el pulverizador ingresa en un área donde hay malezas, actúa; y cuando ingresa a otra donde no hay, deja de hacerlo. Fin de la historia.
¿Cuál es la diferencia con otros sistemas de aplicaciones variables como el Weed-IT? Por un lado, se toma la decisión de aplicar o no con una visión previa de la situación total del lote. “El técnico puede ver cada metro cuadrado antes de definir la estrategia. Además, hay más equipos terrestres capaces de utilizar esta tecnología a tarifas normales. En algunos casos, cuando los focos están muy definidos, es posible aplicar con un drone pulverizador”, se entusiasma Gómez. Al igual que con las tecnologías que leen la cobertura verde desde el pulverizador, con la información que proporciona el dron, el productor puede ahorrarse hasta el 90% del costo de herbicidas y hacer que los equipos pulverizadores aumenten su capacidad operativa. En la práctica, la plataforma delimita los polígonos dentro del terreno sobre los que hay pulverizar. Es decir, si la prescripción dice que sólo el 20% del lote está afectado por malezas, el operador puede optar por ir y realizar la aplicación sólo en los puntos indicados.
La otra gran diferencia es la disponibilidad de equipos y, por supuesto, los costos. A medida que los herbicidas se hacen más selectivos, los costos pueden alcanzar los 50 o 60 dólares por hectárea de producto, más la aplicación en todo el lote. El dron permite identificar plantas individuales de 15 cm de diámetro con gran resolución, los resultados están en el día (el vuelo se puede hacer a la mañana y aplicar a la tarde), a un costo de entre 2 y 4 dólares por hectárea. O sea, en un lote de 100 hectáreas, se puede aplicar en 50, 30 o 10 hectáreas –lo que indique el mapa de prescripción–, posibilitando un ahorro más que considerable. De ese modo, cierra económica y ambientalmente.
Control de malezas en post-emergencia
El uso de dones también sirve para el manejo de malezas con el cultivo ya emergido. En este caso, la opción de un vuelo más bajo permite identificar qué tipo de malezas hay en el lote. Este trabajo se hace por muestreo. Es decir que el dron va saltando y sacando fotos según una ruta predefinida, detectando los diferentes biotipos. Esto permite al productor o asesor contar con información para desarrollar estrategias. Por ejemplo, definir qué herbicida o insumo es el más óptimo para controlar a una determinada maleza.