Mientras las empresas piensan en los resultados, el personal piensa en su plan de vida. Tan confuso y variable como el plan de vida de la Empresa.
Los gerentes y dueños de empresas deben comprender que contratan personas individuales para que, en conjunto, formen la organización. No obstante, y aunque perciban la organización como un conjunto, las personas piensan de forma independiente. Es lógico que así sea. Los empresarios y gerentes de empresas aluden que el problema son los empleados, especialmente la generación X y milenial, y tambien que se perdió la cultura del trabajo. La realidad es que son nuevos tiempos, hay cambios y habrá más, aún más rápidos. Se trata de entender o desaparecer.
Por distintas circunstancias, una persona es dueño de una o más empresas y, por ende, se lo conoce por el nombre de “empresario”. En su mayoría, no recibieron preparación en lo personal, ni en lo profesional. De hecho, muy pocos ostentan un título universitario, que, incluso, si lo tienen, no siempre es referente al cargo. Ingenieros, contadores, médicos, entre otros, ejercen cargos directivos y gerenciales, conducen empresas de distintas magnitudes en diversas actividades y, en algunos casos, pueden también ser dueños gerentes.
Para ejercer cualquier actividad es necesario estar preparados para tal fin en todos sus conceptos. La preparación involucra a la persona y a la técnica. A modo ilustrativo, por ejemplo, la actividad empresarial no difiere en sus conceptos básicos al deporte. Es inimaginable pensar que un atleta con una alta capacidad técnica, pueda competir sin preparación física y mental. También es difícil pensar que un empresario de alta gestión dirija sin preparación técnica, física y mental. En este sentido, los tres atributos mencionados deben estar en el mejor estado posible para actuar con profesionalidad y lograr objetivos. Si bien la técnica puede ser innata, como ocurre con muchos deportistas, el perfeccionamiento es incondicional. De hecho, los mejores del mundo aumenta- ron sus dotes naturales mediante el perfeccionamiento constante.
No es difícil descubrir inconsistencias entre lo que se es y lo que se debería ser ya que la lógica y la ciencia tienen muy claro el patrón natural referido a lo bueno y lo malo en todos los órdenes de la vida. Es por ello que, todo individuo normalmente versado, si se lo propone, es capaz de revelar sus propias debilidades, personales y profesionales. Un externo también puede identificarlas con mayor perspectiva. Sin embrago, cuando es el propio el involucrado el que lo revela, interpreta y asume, la solución inicia el camino con amplia ventaja.
Empresarios, directivos, dueños gerentes de empresas, luchan por encontrar claridad de gestión y visión ante los cambios disruptivos que antes ocurrían en décadas y, actualmente, se presentan año tras año. Aunque con títulos y masters en la materia, sucumben en actos cotidianos y de aparente fácil resolución. De igual manera se comportan ante el cambio. Es la difícil salida de la zona de confort que se traduce en escasa planificación, estancamiento, escases de tiempo y falta de visión. Sin duda, factores que desencadenan en una morbilidad ejecutiva crónica.
Además de los desafíos de la gestión del cambio puertas afuera, el desafío interno más importante es, sin lugar a dudas, la gestión de los HHRR. Es necesario elegir entre convertirlos en la solución o el problema. Continuar afirmando que el problema es la gente y que se reniega con el personal, o hacerse cargo y comprender que el empresario es parte de esa organización.
Los empresarios deben capacitarse y preparar a la organización para los nuevos tiempos. La preparación es todo. No es solo formación o diploma, también es concientización, sentido de pertenencia, conocimiento del cargo y del objetivo de la empresa. Es estar informados, ser parte y compartir. Un ejemplo conceptual es la puntualidad. Dicha obligación es exigida al personal, pero el empresario no acata. El empresario se queda hasta más tarde y va la empresa los días domingos porque es dueño, pero debe comprender que la puntualidad se mide en la hora de llegada, no por horas de estadía.
Es importante identificar un fenómeno de alto impacto en el proceso de cambio. Cada acción positiva y cada resultado obtenido no solo estimula al siguiente, sino que también enseña procesos y métodos. El cambio nos lleva a transitar caminos desconocidos y, aunque sabemos que existen y que son mejores, el peso de la rutina y de la aparente zona de confort hará lo suyo por volvernos al camino anterior. Es por este motivo que, para lograr el objetivo se necesita convicción y acción, además de entorno, lugar y momento.
Es menester estar preparados para los nuevos tiempos y para la modernidad. Aunque con grandes cambios, se mantendrán ciertas tradiciones que hacen a la convivencia y al éxito de una empresa. La organización hace a las personas. El éxito o el fracaso debe atribuirse al líder, siempre. Es cierto que los jugadores están en la cancha y son los que juegan el partido, pero con qué jugadores, con qué actitud y con qué preparación, “es responsabilidad y habilidad del líder”.
Autor: Roberto Guercetti Presidente/CEO Conecar