Son refugio de plantas y animales y aportan numerosos servicios ecosistémicos. Removerlos para aumentar el tamaño de los lotes redujo el número de especies vegetales nativas y potenció el enmalezamiento.
Por: Santiago E. Zagaglia
(SLT-FAUBA) En el ámbito rural, los alambrados son esenciales para proteger la biodiversidad y moderar la presencia de malezas. En las últimas décadas, el progreso tecnológico en la agricultura llevó a los productores a ‘levantar’ los alambrados internos de sus campos para lograr menos lotes de mayor superficie. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en Pampa Ondulada analizó los impactos de esta transformación y halló que entre 2004 y 2019 se removieron 1270 km de alambrados y que los cruces entre ellos poseen un 21% más de especies vegetales que las secciones lineales.
“La vegetación que crece en torno a los alambrados es muy importante para la producción agrícola porque favorece la polinización y ofrece refugio a insectos controladores de plagas, entre otros servicios ecosistémicos que brinda”, dijo a Sobre La Tierra Ailén Federico, docente de la Universidad Nacional de Hurlingham y becaria doctoral del CONICET en el instituto IFEVA (UBA-CONICET).
Ailén subrayó que debido al aumento del tamaño de la maquinaria y a las nuevas tecnologías del agro —como los sistemas de riego—, hoy, los productores trabajan en lotes más grandes. Esto fomentó que se remuevan alambrados internos, eliminando esos refugios para la fauna y la vegetación espontánea.
Como parte de su doctorado en la Escuela para Graduados de la FAUBA, Federico estudió la evolución de la cantidad de alambrados en las cuencas de los ríos Arrecifes y Tala, en la Pampa Ondulada, durante los últimos 20 años. Para ello, se basó en censos de vegetación y en imágenes satelitales. Ailén puso el foco en las secciones lineales y enumeró, además, las especies espontáneas vegetales en las llamadas ‘encrucijadas’; es decir, en los encuentros de dos o más alambrados.
La docente afirmó: “Con el grupo de estudio observamos que el 57% de los alambrados censados en 2004 fueron levantados. Según nuestros cálculos, son 1270 kilómetros de alambrados —la distancia entre CABA y la ciudad de Salta— que ya no están. En su lugar, hoy encontramos lotes más grandes donde hay sembrados, sobre todo, cultivos de grano.
En línea con estos resultados, publicados en la revista científica Biological Conservation, Ailén halló 38% menos especies vegetales en los segmentos lineales. “Algunas especies nativas que se habían censado en esos lugares ya no están, como la verbena, la hierba mora o la campanilla roja”, aseguró.
“Esta pérdida facilita que algunas plantas espontáneas que toleran los herbicidas —como el nabo o el yuyo colorado— se vuelvan dominantes. Hoy, estas malezas proliferan y complican los manejos agronómicos”, advirtió Ailén.
Los cruces de alambrados como refugio de diversidad
Al referirse a las encrucijadas, Federico destacó que “abarcan áreas más amplias que los segmentos lineales de alambrados y por su geometría, a los que operan la maquinaria agrícola se les complica acceder y aplicar herbicidas, por ejemplo. Por lo tanto, están menos disturbadas y la diversidad animal y vegetal se ve menos afectada”.
Y añadió: “Estos cruces entre alambrados son importantes ya que albergan un 21% más de especies vegetales —como la cebadilla y el raigrás— en comparación con las secciones lineales. Son hábitats mucho más aptos para que se establezca la vegetación porque favorecen la dispersión de las semillas y el crecimiento de las plantas”, sostuvo. Estos resultados fueron expuestos en la Expodoctorado de la Escuela Para Graduados (FAUBA).
Alambrados, pilares de biodiversidad
Acerca del futuro de su investigación, la docente señaló: “Queremos conocer más los pormenores detrás de la mayor biodiversidad de las encrucijadas. Para eso, estamos profundizando el estudio del establecimiento y la dispersión de las especies espontáneas”.
A su vez, aseguró que sería conveniente conocer más de los insectos que habitan los paisajes agrícolas de la Pampa Ondulada, ya que muchos de ellos controlan plagas y son útiles a la agricultura brindando el servicio ecosistémico de polinización. Y agregó que sería esencial establecer de qué manera los afecta el mayor tamaño de los lotes.
A modo de conclusión, Ailén Federico hizo hincapié en que “si los productores siguen removiendo alambrados, se estará complicando también la agricultura. Conservar esta red es muy importante para sostener la biodiversidad, los servicios que aporta y los agroecosistemas”.