Para algunas economías regionales, el trabajo aéreo es casi imprescindible como el caso del arroz. En otras, como el poroto, suma rentabilidad a la hora de hablar de números finales y, en el caso de la caña y el tabaco, son esenciales cuando la máquina terrestre no puede entrar.
Las economías regionales son un importante motor en la Argentina ya que emplean mano de obra en diversos lugares del país y generan ingresos fiscales.
Los cítricos, el arroz, la caña de azúcar, la vid, el algodón, el tabaco, la yerba mate, son producciones intensivas en donde el aeroaplicador también es una parte importante para la rentabilidad de la cadena agroindustrial.
Desde la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) queremos mostrarles cómo se trabaja en las regiones de nuestro país con algunas de estas producciones que tanto suman a la hora de hablar de ingresos.
Cómo ser más eficientes
Tucumán, Salta, Corrientes y Jujuy aportan más del 98% del total nacional de la producción de limón en el país. Entre los años 2008 y 2018 las exportaciones de los productos limones frescos, jugo y aceite esencial de limón, promediaron los U$S550 millones anuales con un valor mínimo del orden de U$S399,4 millones (año 2014) y un
máximo de U$S 734,2 millones (año 2018). La tendencia, entre el año 2008 y el 2018, es alcista, con un crecimiento de 27% durante el período. Asimismo, se destaca que entre los años 2015 a 2018 los valores exportados superaron al promedio.
Santiago Seiler es aeroaplicador de la Cámara del NOA (CANOA) y cuenta cómo realiza sus trabajos en cítricos y poroto. “Las aplicaciones aéreas sobre limón se realizan para controlar el minador”, contó Seiler y explicó: “es una importante plaga en cultivos de cítricos por los daños en los brotes nuevos de las plantaciones”. Además, sostuvo que para la aplicación “es muy importante la limpieza de todos los tanques, aviones y ollas de trabajo que participan del proceso ya que el producto final no debe tener ningún residuo que no sea aceptado por las certificadoras tanto para el consumo interno como externo”. Las aplicaciones en limón se realizan en la provincia de Tucumán durante las primeras horas de la mañana, entre las 6.00hs y las 10.00 hs, ya que se prioriza las buenas condiciones de humedad; los volúmenes de aplicación son de 10 litros por hectárea. “En comparación con otros tipos de cultivos lo más importante es tener muy claro el protocolo de limpieza que requiere todo el proceso y respetar horarios óptimos para la obtención de los mejores resultados”, opinó Seiler y destacó que “en la actualidad estamos realizando aproximadamente unas 30 mil hectáreas y la rentabilidad es muy similar a cualquier otro cultivo, como soja y maíz”.
Es importante destacar que con avión se hace el 20% de la producción de cítricos. Seiler aseguró que “el avión se utiliza por una cuestión de oportunidad ya que la logística de las terrestres no permite resolver rápido muchas situaciones urgentes que se presentan”.
En Argentina, se exporta el 90% de la producción de porotos, posicionándose entre los primeros diez países productores y exportadores a nivel mundial. La producción industrial se lleva a cabo en la región del NOA que abarca la cuenca salteña. La provincia de Salta concentra más del 75% de las plantas procesadoras equipadas con seleccionadoras electrónicas y el resto se distribuye entre Jujuy, Tucumán y Buenos Aires. Es importante destacar que China, es el primer exportador mundial de porotos secos, siendo sus principales competidores Myanmar, Estados Unidos y Argentina. Precisamente, a excepción de Argentina, quien destina al mercado internacional casi la totalidad de lo que produce, los más importantes productores de porotos son a su vez los principales consumidores. Seiler nos contó cómo es el trabajo en poroto y explicó: “Es muy similar a la de la soja, se realiza una aplicación de insecticida, una de fertilizante (cobre), un fungicida y se termina con un desecante para poder cosecharlo” y contó que están “realizando aproximadamente de 60 mil hectáreas de poroto”.
“Para nosotros sí es más eficiente la aplicación aérea ya que le sumamos oportunidad y cero daño en pisado del cultivo”, culminó Seiler.
Caña y tabaco: trabajos organizados
Tucumán, Jujuy y Salta representan el 99,5% del total de la producción de azúcar del país, el resto se distribuye entre Misiones y Santa Fe. En Tucumán, el cultivo se concentra en la franja este del pedemonte de las Sierras del Aconquija. Los principales departamentos son Leales, Cruz Alta, Simoca, Burruyacú, Monteros, Chicligasta y Río Chico. Tucumán cuenta con 15 ingenios y 8 establecimientos de bioetanol.
Para hablar sobre la aplicación aérea en caña de azúcar, hablamos con Belisario D’asburgo, aeroaplicador de la CANOA. “Siempre son trabajos programados y, en su mayoría, herbicidas o pre emergentes cuando la caña está chica y el surco todavía está abierto”, comenzó D’asburgo, haciendo alusión al trabajo que requiere esta producción, y sostuvo que “al ser un cultivo con riego, tiene problemas de malezas aun cuando no llueve”. Normalmente, las aplicaciones se realizan a la mañana temprano para no tener problemas de deriva y se debe tener mucho cuidado con la calidad y el PH del agua ya que los fitosanitarios utilizados son muy susceptibles a un PH alto.
“La diferencia con un cultivo extensivo es que son lotes y superficies más chicas y, al ser trabajos programados con tiempo, se aplican pocas hectáreas por día”, contó y resaltó: “No son campañas explosivas, más bien organizadas y largas”.
La cantidad de superficie aplicada varía entre las 10 mil y 20 mil hectáreas por campaña y la rentabilidad es mucho más baja comparada con un cultivo extensivo, como la soja o el poroto. Se realiza con aplicación aérea el 50% del total de la producción por una cuestión de costos. “No es más eficiente en cuanto a la aplicación, pero es imprescindible cuando los lotes están con agua y la terrestre no entra”, sostuvo D’asburgo y agregó que “en el caso del madurador (que se aplica antes de cosechar) la caña llega a tener entre tres a cuatro metros de altura y es imposible entrar con una pulverizadora terrestre”.
La producción tabacalera está concentrada en el NOA y el NEA de nuestro país. El NOA está en manos de agricultores altamente tecnificados cuyo objetivo es cuidar la calidad del tabaco. Se puede resaltar que los campos de más de 30 hectáreas producen más del 50% del total. A nivel nacional aportan más del 60% del total de tabaco producido.
El caso del tabaco es similar al de la caña de azúcar ya que también se trabaja con superficies muy chicas, promediando las 25 hectáreas por lote. “Es muy importante aplicar lo más temprano posible porque algunos fitosanitarios, con el calor, afectan la hoja y bajan su calidad”, explicó D’asburgo. A los tres meses, el tabaco supera los 1,5 metros de altura y, al igual que la caña, se hace imposible entrar con pulverizadora terrestre. Suele tener momentos explosivos cuando hay algún ataque de gusanos o alguna enfermedad virósica que afecta al desarrollo de la hoja. “El tratamiento más importante es el de inhibidor de flor, que regula el crecimiento de la planta y mejora la calidad de la hoja”, opinó el aeroaplicador y contó que, a diferencia de otros cultivos, “hay que ser muy prolijo y estar muy atento porque es una zona rural llena de cables y antenas; es un vuelo muy estresante”. Finalmente, D’asburgo resaltó que “el rendimiento es mayor con respecto a la caña ya que se cobra un 50% más, teniendo en cuenta la dificultad del trabajo”.
Arroz, la aplicación aérea logra mayor rinde
El arroz es un cultivo de ciclo anual que requiere determinadas condiciones ecológicas para su desarrollo, en cuanto a temperaturas, agua y luminosidad. Su producción tiene la
particularidad de necesitar agua de riego. En nuestro país se requieren grandes volúmenes de agua ya que se aplica principalmente el sistema de riego por inundación. La producción primaria está concentrada en el litoral argentino, por el tipo de clima y de
suelo de la región, que favorece la inundación necesaria para el cultivo. Las principales
provincias productoras son Corrientes y Entre Ríos, representando el 81%
de la producción total del país, mientras que el 19% restante se reparte entre las provincias de Santa Fe, Formosa y Chaco.
Francisco Romero, piloto y empresario de la Cámara de Aeroaplicadores de Entre Ríos (CEAER), contó detalles del trabajo aéreo en arroz, cómo se hace, los cuidados que tienen que tener, la importancia de la aérea para este cultivo, entre otros temas. “En arroz se aplica un herbicida presiembra y después del nacimiento va un selectivo y, ocasionalmente, hay que hacer un insecticida en los primeros días”, contó Romero y agregó que “a los 30 o 40 días se aplica un fertilizante y, si las condiciones lo requieren, un fungicida, después de la cosecha se suele hacer una siembra de ryegrass”. Las aplicaciones pueden ser aéreas o terrestres de acuerdo a las condiciones ambientales y de riego del arroz. Asimismo, el aeroaplicador entrerriano resaltó que “lo más riesgoso es hacer las aplicaciones de herbicidas porque siempre hay áreas que se pueden afectar por deriva, por eso hay que estar muy atentos a las condiciones ambientales, sobre todo la inversión térmica que es el fenómeno más difícil de identificar”. Es importante destacar que los herbicidas se aplican con un caudal de 10 o 20 l/ha (suele haber gran cobertura de maleza y es difícil de controlar) y con los insecticidas y fungicidas se realiza el mismo tratamiento de los demás cultivos. “La diferencia es básicamente la aplicación de fertilizante que, por el volumen, que va entre los 50 kg/ha a 150kg/ha., hay que operar desde una pista cercana al cultivo”, explicó Romero. El fertilizante, al ser sólido, permite aplicarlo a cualquier horario salvo si hay viento elevado, en cambio con los líquidos hay que evaluar las condiciones de temperatura, viento y humedad como cualquier cultivo. Por su parte, Romero dijo que el servicio en arroz “depende del criterio del productor ya que algunos utilizan el aéreo en la mitad de las aplicaciones y otros hacen todo terrestre”. Por último y, hablando de eficiencia y rentabilidad, Romero sostuvo que “a pesar de que el costo de la aplicación aérea es mayor, permite optimizar el cultivo, es muy importante el momento en que se aplican los herbicidas y fertilizantes (por ejemplo, antes de una lluvia) que, combinados con el riego, logran un buen rendimiento del mismo”.