La primera pregunta que surge es: ¿por qué habría que integrar estas dos actividades? De hecho, desde la Revolución Verde, esta especialización que se dio en muchos países – donde agricultura y ganadería se separaron e incluso se alejaron geográficamente -, ha coincidido con grandes incrementos de la productividad por hectárea.
Pero según Carvalho, la especialización y la simplificación de los sistemas ha generado pérdidas en la diversidad, empobrecimiento y pérdida de salud de los suelos, y grandes ineficiencias, especialmente, en lo que respecta al manejo de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo. “En los 60’, de cada kilo de N que se aplicaba en el mundo se aprovechaba un 80%, hoy se aprovecha menos del 25%, el resto se pierde y se traduce en polución”, afirma el especialista.
Hoy sabemos que es necesario evolucionar a modelos más complejos, que restauren los ciclos naturales de recursos y mejoren la salud del suelo. “No hay muchos caminos distintos de la integración para lograr esto de forma rentable ”, Y sobre lo último, agrega: “esa restauración no es solo necesaria desde lo ambiental, sino también desde lo económico, porque la pérdida de suelos impacta a los productores en sus costos, en sus rendimientos”.
Pero ¿por dónde empezar? Según Carvalho son varios los frentes a abordar, ya que la especialización no solo se ve en los lotes, sino en todo las áreas de la actividad, incluida la Academia, la investigación y hasta el mundo de los agronegocios: “Todo está compartimentalizado. En Brasil, menos del 20% de las facultades de Agronomía tienen propuestas de disciplinas de integración. En los negocios, quienes venden productos agrícolas no trabajan con insumos ganaderos y viceversa”, advierte Carvalho.
Desde el Estado y desde “los lotes”: así se empuja la verdadera integración
El especialista explica que son necesarios dos enfoques para abordar este problema: de arriba hacia abajo, con políticas y apoyo institucional, y de abajo hacia arriba, es decir, con productores y asesores traccionando la transición desde el campo.
Un ejemplo del primer enfoque viene de Brasil, donde en 2010 el Gobierno declaró que los sistemas integrados son de interés nacional, por su conexión con la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y la sustentabilidad. “Cuando la estrategia se constituye en un interés político se facilita la asignación de recursos para fomentar su adopción: acceso a créditos para invertir en modelos integrados, facilidades impositivas, etc,”, explica Carvalho y agrega: “esto se traduce en que hoy Brasil cuente con alrededor de 18 millones de ha. de sistemas integrados, y cada año la cifra crece 1 millón más”.
Sin embargo, en el caso de Brasil, esto fue posible porque además se dio un impulso desde abajo, a través de una creciente comunidad de productores y asesores interesados en transicionar hacia modelos integrados y que se capacitan y se forman para lograrlo.
En este sentido, existe otro gran desafío: el de contar con asesores o técnicos extensionistas con un perfil más generalista, y menos especializado.
El asesor ideal de sistemas integrados: en busca de “superhéroes”
“Los asesores y extensionistas capaces de desarrollar, planificar y manejar sistemas agrícola-ganaderos verdaderamente integrados, deben tener el perfil de un Superhéroe”, expresa Carvalho, un poco en broma y un poco en serio. Estos superhéroes deben estar dotados de tres “superpoderes” bien concretos.
Primero “Súper Visión”. El asesor ideal debe poseer una visión técnica sistémica, comprendiendo tanto la agricultura como la ganadería. En conexión continua con la Academia, debería conocer un poco de todos los compartimentos del sistema de producción. Esto es, en el caso de los Agrónomos, profesionales que no solo sepan de plantas y de suelos, sino también de ganadería, y que a su vez puedan incorporar ambas actividades y sus efectos a la toma de decisiones. Por ejemplo, definir cómo y hasta cuando pastorear un lote equilibrando aspectos y objetivos de calidad del forraje y ganancia de peso de los animales, así como de remanentes y efectos sobre el suelo que puedan condicionar un cultivo agrícola posterior.
El segundo es el de la “Súper Coordinación”, es decir desarrollar al máximo las habilidades operacionales. Debe ser capaz de co-crear soluciones con los productores, ya que en cada establecimiento se presentan situaciones completamente distintas. “Si bien los principios de diversidad, ciclaje de nutrientes y protección del suelo son los mismos en cualquier sistema integrado, las combinaciones son casi infinitas”, explica. En esa línea, el especialista destaca el rol del productor como protagonista en el desarrollo de modelos superadores.
Además debe atender la parte económica, porque las decisiones en lo ganadero y lo agrícola impactan directamente sobre el “flujo de caja” de la actividad complementaria; y ni que hablar de la parte familiar, donde dentro de las empresas pueden jugar pujas, intereses o pasiones entre los “bandos” ganadero y agrícola.
Por último, requiere habilidades blandas, como la “Súper empatía”. Tiene que tener habilidad para charlar con las personas, ayudar a los productores a adaptarse a nuevas prácticas, facilitando la colaboración entre productores agrícolas y ganaderos, promoviendo beneficios mutuos y superando percepciones iniciales de competencia. “Es un técnico que trabaja con la finca y no con una operación dentro de la finca” comenta Paulo.
Herramientas de gestión para facilitar la integración
Por último, Carvalho se refiere a las herramientas de gestión como otro gran desafío para la integración, y donde la falta de dispositivos que contemplen lo agrícola y lo ganadero refleja la especialización histórica.
En este sentido, habló del SIPAGame, una herramienta desarrollada en Brasil para ayudar a los productores a comprender las consecuencias de diferentes combinaciones de cultivos y ganadería en términos de producción y rentabilidad, en el corto y mediano plazo. “Sin embargo, hay una necesidad urgente de más herramientas que aborden la visión sistémica, desde el control de malezas hasta la interpretación de la salud del suelo”, agrega.
Carvalho dirá ‘presente’ en el próximo Congreso Aapresid para debatir en profundidad sobre los retos que debemos enfrentar para lograr una verdadera integración. Los Sistemas integrados serán uno de los 9 ejes del próximo Congreso, donde se abordará la integración en sentido amplio, no sólo entre agricultura y ganadería, compartiendo experiencias reales del país y del mundo que ponen a la integración como eje de la diversificación y sustentabilidad.