Cintia Fracaroli – quien lidera el Área de desarrollo de productos de nutrición para cerdos de Provimi Cargill Argentina – explica qué estrategias se deben tomar para disminuir el impacto del alto costo de las materias primas, mantener la rentabilidad de las granjas y el desempeño productivo de los animales en saldo positivo. Si la alimentación de los animales representa alrededor del 60 al 70% de los costos totales, todo lo que se pueda hacer para optimizarlos es clave. Especialmente en países y regiones donde la disponibilidad de los insumos disminuye y su precio se eleva.
Argentina enfrenta hoy una sequía histórica que ha afectado muchísimo la cosecha de los principales granos, y eso impacta directamente en toda la industria de nutrición animal y más aún a aquellos productores que además de criar cerdos hacen agricultura. Ante esta situación de escasez de materias primas, debemos buscar las alternativas disponibles y contactar a los proveedores locales de nutrición animal para poder conocer qué aportes tiene ese material y adaptar la formulación en base a eso.
De hecho, se estima que habrá alrededor de 40 por ciento de pérdida que se va ampliando a medida que van actualizando los números de la cosecha. Los productores tuvieron que anticipar las cosechas, otras directamente quedaron inutilizadas o (como en el caso del maíz que no se armó la espiga al punto que debería) terminó siendo destinado a la alimentación animal. Claramente esto también impactará en una suba de los precios. La soja – con un contexto de dólar soja – es hoy destinada a exportación con la consecuencia falta de harina de soja, lo que también afecta a la industria de producción de animales. Realmente es un escenario bastante devastador y desafiante, que plantea la creación de soluciones y nuevas estrategias y planes. Esperamos que para la próxima cosecha el escenario cambie y los índices volumétricos empiecen a normalizarse.
Históricamente, tanto en Argentina como en Brasil suelen estar acostumbrados a una dieta patrón a base de harina de soja y maíz. Pero hay un poco más para descubrir, ya que el tipo de ingredientes posibles que existe es muy amplio para reemplazar y complementar fuentes de energía y proteína. Es por ello que, para lograr formulaciones eficientes con las materias primas locales disponibles, se necesita una profunda investigación del uso de algunos ingredientes nuevos de los cuales puede que no conozcamos su composición.
En términos de maíz, sabemos que aporta energía a la formulación, y la soja es fuente proteica. Si se registran faltantes, se debe buscar qué otras opciones existen en la zona de influencia de la granja o donde se concentra la producción, para determinar qué otro tipo de material existente puede reemplazarlos. Por ejemplo, la cebada. Es así como en la industria de productos de panificación (galletitas, fideos, panes) puede que haya desperdicios o partidas que no han sido seleccionadas, incluso otros insumos de utilización en industrias de alimentación de mascotas. Casos de opciones nutricionales con arvejas, harina de carne, sorgo y burlanda de maíz, que es una buena fuente para reemplazo de proteína.
En definitiva, cuando buscamos reducir el costo de alimentación, no se trata sólo de buscar materias primas alternativas, sino también de que el manejo de la granja sea lo más eficiente posible. Cuando los cerdos sufren estrés por frío o se enferman, la conversión alimenticia baja y eso es alimento desperdiciado. De hecho, si se logra producir un lechón bueno y sano durante la recría, en las etapas siguientes se podrá espaciar el costo de los requerimientos que permiten alcanzar el potencial total del animal.
Cintia Fracaroli – responsable del Área de desarrollo de productos de nutrición para cerdos de Provimi Cargill Argentina