MAQUINARIA

Cinco aprendizajes que nos dejó la última campaña forrajera

Qué ocurrió en el último ciclo y cómo prepararnos para encarar el que viene.

Pablo Cattani es consultor en conservación y uso de forrajes conservados. Transcurrido uno de los ciclos más atípicos de la historia, el especialista compartió algunas moralejas arrojadas por la campaña forrajera que, paradójicamente, recién culminó en el mes de junio.

“Hay que destacar que para reunir la cantidad de forrajes necesarios que soporten la carga animal de los establecimientos ganaderos, hizo falta en algunos casos picar un 20% más de hectáreas”, expresó Cattani. Esta situación sacó a la luz la importancia de usar tecnologías que ayuden a hacer un mayor aprovechamiento del cultivo. En este caso, el cabezal ORBIS permite realizar un corte más bajo con respecto al suelo, lo que impacta en un mayor aprovechamiento del cultivo, y resulta clave el correcto uso del copiador de terreno.

“En la misma dirección, y con el objetivo de obtener volumen de material, en esta campaña se picaron forrajes bien maduros. Al ser una temporada muy seca y con mucha tierra en los cultivos, los contratistas coinciden que esto generó mucho desgaste de máquinas”, detalló el especialista.

Hay que considerar además que los cultivos maduros, producto de la sequía, son muy fibrosos y con alta proporción de cenizas, lo que los hace aún más agresivos. Por eso, los elementos de desgaste de las máquinas CLAAS vienen tratados de modo de prolongar su vida útil gracias a su recubrimiento de material duro.

Cattani recordó que muchos maíces que se sembraron para picar no llegaron a producir grano, por lo cual, para preparar raciones, algunos productores se enfrentan a la necesidad de comprar grano fuera de su campo, lo que encarece los costos. Pero ante esta realidad, lo primero a evaluar es la calidad del material que se está picando. Para ello las JAGUAR vienen equipadas con sensor NIR, una herramienta que permite conocer los valores de las sustancias constituyentes del forraje al instante de picar. Así es posible conocer la calidad del forraje, es decir, el “techo” de calidad que se deberá luego mantener dentro del silo. El monitoreo permanente de la sustancia da una mayor ventaja con respecto a la toma de muestras del silo para un laboratorio. En este último caso intervienen distintas variables que influyen en el resultado, a lo que se le suma la representatividad de la muestra en relación al volumen del silo.

Por último, hay que considerar que la coyuntura de la última campaña impacta especialmente en el acondicionamiento de los equipos para encarar el nuevo ciclo de cultivos de invierno. Reparar las máquinas bien y rápido es la premisa. Nuevamente será el desafío picar cultivos bien secos, con la máxima cantidad de grano para tratar de bajar los costos de la ración.