La campaña 2023/24 se destacó por condiciones climáticas inusuales. Las lluvias excesivas desde mediados de marzo hasta principios de mayo saturaron los suelos, generando una caída drástica del Poder Germinativo (PG) de las semillas en soja. También fueron propicias para la aparición de ciertos hongos, algunos de los cuales afectan el PG de las semillas. Estas condiciones pueden perjudicar seriamente la implantación de las próximas sojas y ser foco de enfermedades en futuros cultivos.
En este escenario, el último episodio del streaming de Aapresid “Levantando la Perdiz” se centró en analizar los posibles impactos de la pasada campaña sobre la calidad de la semilla de soja y estrategias para evitar sorpresas en la campaña que se avecina. El debate se dio entre Lucrecia Couretot del INTA Pergamino, Carina Gallo de la EEA Oliveros, y Juan José Durán, Gte de calidad de semillas de la firma Stine.
Carina Gallo definió la calidad de semilla como un conjunto de atributos fisiológicos y físicos que determinan su capacidad de germinar y establecerse en el campo. “La semilla es como una batería que acumula todo lo que le sucede a la planta madre”, señaló, enfatizando que factores ambientales como el estrés hídrico, altas temperaturas y enfermedades impactan directamente en su calidad.
“Este año fue atípico: hubo daños por calor, climáticos, mecánicos y enfermedades fúngicas, lo que dificultó relacionar la calidad de la semilla con un factor específico”, explicó Durán. Lucrecia Couretot agregó que las condiciones de la pasada campaña sojera fueron propicias para la aparición de hongos como Phomopsis, Fusarium y Cercospora kikuchii, que afectan de manera diferente al PG de las semillas. Mientras que Phomopsis y Fusarium reducen directamente el PG, otros como Cercospora pueden ser portadores de enfermedades para futuras campañas.
Estrategias de control y tratamiento
La calidad de la semilla puede recuperarse en algunos casos con tratamientos adecuados. “El uso de fungicidas puede mejorar el PG si el daño es sólo causado por patógenos, pero si la semilla tiene deterioro fisiológico, el fungicida no será suficiente”, afirmó Gallo.
En este sentido, Couretot destacó la importancia de elegir correctamente el tratamiento en función de los hongos presentes, ya que no todos los tratamientos tienen la misma efectividad o rapidez de acción.
Durán también compartió sus experiencias con fungicidas biológicos como Trichoderma, que mostraron mejoras en el PG, aunque reconoció que aún se necesita más información sobre su uso. “Esta campaña se puede apostar por un mix de productos químicos y biológicos. Con semillas de buena calidad, me arriesgo a opciones más biológicas, pero este año debemos ser cautelosos”, opinó Couretot.
Riesgos y recomendaciones para los productores
La calidad de la semilla es determinante para evitar fallas en la implantación. Una semilla de baja calidad puede implicar la necesidad de resiembras, aumentando los costos y el riesgo de propagar patógenos en el campo. Según Gallo, “al sembrar más cantidad de semillas con bajo PG, existe un gran riesgo de introducir enfermedades que persistirán en el terreno”.
Los invitados coincidieron en que la gestión adecuada y el uso estratégico de fungicidas, tanto químicos como biológicos, serán esenciales para enfrentar los desafíos que presenta cada campaña. Los especialistas coinciden en que es crucial aprender continuamente y probar nuevas alternativas para mejorar la calidad de las semillas y garantizar una producción sustentable y rentable.