El uso de fungicidas es una práctica muy común y recomendada en lotes donde la enfermedad ya está presente con un nivel de daño que justifique el control químico. Es por ello que la aparición de cepas de Pyrenophora teres resistentes a fungicidas con diferentes mecanismos de acción, constituye a nivel mundial una preocupación creciente y que requiere un abordaje inmediato para un control integrado.
Carboxamidas, estrobilurinas y triazoles bajo la lupa.
Las sospechas de esta resistencia múltiple fueron detectadas por el equipo de la cátedra de fitopatología de la FAUBA, conformado por el Dr. Marcelo Carmona y el Dr. Francisco Sautua, quienes en las últimas dos campañas vienen evidenciado lotes con altos niveles de severidad de la enfermedad a pesar de haber recibido hasta 2-3 aplicaciones con fungicidas incluyendo estrobilurinas, azoles y carboxamidas.
Para evaluar la sensibilidad a fungicidas y discriminar entre cepas resistentes y sensibles, el equipo realizó un ensayo exploratorio. El mismo evaluó el comportamiento de muestras ante la acción de tres grupos de fungicidas: carboxamidas, estrobirulinas y triazoles. En el caso de las carboxamidas, se confirmó la resistencia cruzada a los dos principios activos evaluados: pydiflumetofen y fluxapyroxad.
Las pruebas con estrobilurinas demostraron que todos los aislados fueron resistentes a los tres principios activos usados (azoxistrobina, trifloxistrobina y piraclostrobina), mientras que para triazoles, las muestras mostraron resistencia sólo al activo cyproconazole, manteniendo la sensibilidad al resto de los triazoles evaluados: epoxiconazole, prothioconazole y propiconazole.
Ensayos validan las hipótesis e invitan a la reflexión sobre las causas que originan estas multirresistencias
Los resultados del equipo liderado por el Dr. Carmona y el Dr. Sautua, confirman las resistencias del patógeno de la mancha en red en cebada a los fungicidas carboxamidas, estrobilurinas y al triazol cyproconazole; mientras que las moléculas de epoxiconazole, prothioconazole y propiconazole continúan siendo efectivas para el manejo de la enfermedad y arrojan completa sensibilidad a su tratamiento.
Si bien se continúan realizando estudios moleculares para determinar la causa de resistencia o pérdida de sensibilidad a estos fungicidas, existen algunos indicios sobre las prácticas de manejo que pudieron dar origen a estas resistencias.
Actualmente, la variedad de cebada Andreia representa aproximadamente el 60% del área total sembrada, siendo que es un genotipo altamente susceptible a la mancha en red. Su uso continuo la tornó aún más susceptible y llevó a aumentar considerablemente la cantidad de inóculo presente en los lotes, y con esto, el riesgo de generar resistencia.
Por otro lado, un rasgo característico de las manchas foliares en cebada es la capacidad de sobrevivir y multiplicarse sobre los rastrojos. En la práctica, la siembra de cebada sobre rastrojo del mismo cultivo infestado con el patógeno de campañas previas, es una práctica muy recurrente.
Otra de las posibles causas son las aplicaciones tardías, que aumentan la presión de inóculo en el lote y las fallas de control. El monitoreo en tiempo y forma, y el conocimiento de los umbrales de decisión (UDE) actualizados para la mancha en red son imprescindibles para la toma de decisión.
En otra línea, este es un patógeno frecuente en semillas, donde posee una tasa de transmisión del 21%. La siembra de semillas infectadas introduce la mancha en red en campos nuevos o bajo rotación. En Argentina se realizan muy pocos análisis sanitarios de semillas. En cuanto a la elección de fungicidas curasemillas – etapa crítica para la producción de cebada – suelen utilizarse consecutivamente carboxamidas por su demostrada eficiencia de control, sin tener asociada en la mezcla otra molécula de diferente mecanismo de acción.
Sin lugar a dudas, uno de los factores más influyentes para la generación de cepas resistentes, viene de la mano de la recomendación de “división de dosis” en aplicaciones de fungicidas foliares. Esta práctica no hace más que seleccionar con más fuerza cepas resistentes. Esto se debe a que, si la dosis de cada aplicación se reduce a la mitad o se divide, el período de tiempo durante el cual la selección se lleva a cabo se duplica.
Sumado a esto, el uso repetido de ciertos activos, y la falta de rotación de modos de acción contribuye a aumentar el riesgo de resistencia. Es el caso del uso continuado del triazol cyproconazole en mezcla con azoxistrobina. Se puede especular que su uso continuo en Argentina ha seleccionado algunas cepas resistentes de Pt a este ingrediente activo, mientras otros triazoles como el epoxiconazole, prothioconazole y propiconazole mantienen alta eficiencia de control.
Otro ejemplo son las carboxamidas, que desde la epidemia por Ramularia collo-cygni (Rcc) en 2012 causante de la Ramulariosis o Salpicado necrótico en Cebada, conquistaron rápidamente el mercado por su eficiencia de control. Actualmente, vienen en formulaciones con mezclas de azoles y/o estrobilurinas. Sin embargo, todos los años y prácticamente todos los lotes, reciben entre 1 a 3 aplicaciones de carboxamidas, sumado a su uso como tratamiento de semillas.
Recomendaciones de manejo de integrado de mancha en red en cebada
La Rem de Aapresid alerta sobre la problemática de resistencias y apunta al manejo integrado como única estrategia para frenar su aparición, que ya no se limita a las malezas. En esa línea, en el próximo Congreso Aapresid “A suelo abierto”, del 10 al 12 de Agosto, el Programa ofrecerá ponencias con referentes para debatir perspectivas y desafíos en el tema.
En cuanto a mancha en red de cebada, se recomienda una serie de prácticas para el manejo integrado de la enfermedad:
- Realizar rotación de cultivos que permita la descomposición del rastrojo de cebada de años previos.
- Realizar análisis sanitario de semillas previo a la siembra.
- Elegir moléculas y dosis eficientes para el tratamiento de semillas. Desde FAUBA se propone como táctica anti-resistencia la combinación de moléculas con diferentes mecanismos de acción pero que sean igualmente eficientes contra el patógeno Pyrenophora teres (por ejemplo, fluxapyroxad más iprodione).
- Monitorear y realizar un diagnóstico correcto para descartar síntomas abióticos (ej. Manchas fisiológicas).
- Aplicar fungicida solamente cuando sea necesario, de acuerdo con los umbrales de decisión desarrollados y validados en el país (incidencia foliar del 15 al 20%), desde macollaje hasta inicio de grano lechoso.
- Respetar los márgenes y obedecer las restricciones indicadas en los mismos. No dividir las dosis en dos o más aplicaciones.
- Utilizar triazoles efectivos a las dosis recomendadas (por ejemplo, epoxiconazole, prothioconazole y propiconazole) y utilizar mezclas de fungicidas de diferente mecanismo de acción y con alternativas químicas (ej. fungicidas multisitio, inductores de la resistencia, fosfitos, moléculas bio-racionales, etc.)