AGRICULTURA

Maíz y la soja en Córdoba y sur de Santa Fe: panorama “crocante”

Referentes zonales pasaron por el ciclo Agenda Aapresid para pintar
el panorama de una campaña marcada por estrés hídrico y térmico. Gestión de la cobertura, fechas de siembra, densidad y atención
a los pronósticos, algunas de las claves para sobrevivir.

Centro – norte de Córdoba
Marianela Rivelli (Regional Aapresid Montecristo) habló del panorama de la gruesa en el centro norte cordobés. Hoy por hoy el grueso de la soja y el maíz están en su etapa reproductiva, en R6 en el primer caso y entre R2 y R4-R5 en el segundo, comentó Rivelli. Desde la siembra de los cultivos hasta la actualidad, fueron pocas las lluvias que se registraron en la zona centro-norte de Córdoba, repasó.
Es por ello que los cultivos se ven muy afectados por la sequía y la conjunción con el golpe de calor, principalmente ocurrido entre la primera y segunda semana de enero, precisó. De acuerdo a la asesora, aunque después de esas fechas se dieron algunas lluvias que amortiguaron el efecto, “no fueron suficientes y hoy los cultivos se encuentran transitando su período crítico con notables signos de estrés”.
Sin embargo, Marianela hizo énfasis en el contraste evidente entre lotes que tenían buena cobertura respecto y aquellos que no. “El efecto del estrés es mucho más marcado en zonas donde el suelo está descubierto, donde se ven plantas muy afectadas y tallos frágiles”, advirtió.
En esa línea, parcelas con cultivos de servicios en la región muestran un amplio contraste en la temperatura de suelo medida en momentos de calor extremo, respecto de lotes sin cobertura.

Las buenas rotaciones y la inclusión de cultivos de servicios marcaron la diferencia entre lotes en esta campaña, ya que la mayor cobertura contribuyó a mitigar, al menos parcialmente, los efectos del clima extremo.

Foto: Medición de temperatura de suelo a las 15:30hs en lote con rotación Soja-Centeno/Maíz (Izquierda) y Soja-Maíz (Derecha). Los beneficios sobre el suelo y el cultivo sucesor ante las elevadas temperaturas son notables.

Por el lado de las plagas, se dieron todas las condiciones para que trips y arañuelas estén al pie del cañón. “Esta situación requirió una y hasta dos aplicaciones en soja, ya que no se los podía frenar”, cerró.

Foto: (izq.): maíz con daño mecánico, conjunción de estrés hídrico y térmico en Las Cañitas (Cordoba). (der.): soja en suelos overos, bajos salinos de Villa de tránsito (Córdoba) Fuente: Marianela Rivelli.

 

Sudeste de Córdoba y sur de Santa Fe
José Luis Zorzín (Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville) habló del panorama de gruesa en el sudeste de Córdoba y sur de Santa Fe, en zonas con napa y sin influencia de napa freática. El 70-80% de la zona abarcada por la Regional está muy complicada en cuanto a daños por la seca y golpes de calor. La peor parte se la llevan los campos sin napa.
Las mayores pérdidas se calculan para el maíz temprano. “En zonas sin napa estimamos unos 6-7 tn/ha, es decir pérdidas del 30-40% de productividad en relación al promedio”. En los lotes menos beneficiados, como algunos cercanos a Cruz Alta y Camilo Aldao, han cosechado 4 tn/ha, un 60-70% por debajo de los rindes medios.
Situación similar ocurre con la soja de segunda, donde, si bien todavía no está nada dicho, los resultados dependerán del agua recibida en las últimas semanas. En los peores casos esperan mermas del 60-70%, o incluso mayores.
Otro es el panorama de la soja de primera que, si bien ha sido castigada, las pérdidas menos catastróficas, entre un 30 y 40%. Esto se debe en parte a que en este cultivo se llegó a planificar estrategias defensivas, con siembras más tardías. De igual manera, en el maíz tardío el atraso de la fecha de siembra generó mejores condiciones y pérdidas no mayores al 10%.
Las plagas del año: arañuelas, trips y defoliadoras
Arañuelas y trips, plagas típicas de la seca acompañaron a la soja desde etapas tempranas, con lotes aplicados hasta dos y tres veces. Además, llamó la atención la frecuencia con la que aparecieron larvas de medidora (Rachiplusia nu) asociadas a cultivos con tecnología Intacta, algo que no venía ocurriendo en campañas anteriores. La oruga bolillera también dijo presente, requiriendo en algunos casos tratar una o dos veces.
En maíz tardío y de segunda se registraron ataques de gusano cogollero que debieron recurrir a aplicaciones porque “los eventos biotecnológicos no están pudiendo hacer la supresión que hacían años atrás”.
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El atraso de la fecha de siembra fue el factor determinante para mitigar los efectos de la sequía y las temperaturas extremas. Luego, una menor densidad de siembra y adecuada fertilización nitrogenada complementaron para soportar mejor el estrés.
Zorzín insistió en aprovechar los pronósticos climáticos a largo plazo – cada vez más precisos – para ajustar la tecnología. “Se puede acortar muchísimo el margen de error midiendo agua a la siembra y considerando el pronóstico y los registros históricos a la hora de planificar el manejo y la secuencia de cultivos”.

Foto: lotes de maíz y soja golpeados por la seca en el sur de Córdoba. Fuente: Franco Bardeggia.