ECONOMIA

Adaptarse a los cambios reinventándose

Si pensamos en un esquema básico del entramado social, nos encontramos con familias, empresas, y gobierno. Los dos primeros interactúan retroalimentándose y se entiende que el último lo hace velando por las condiciones óptimas para que todo pueda desarrollarse con normalidad.

Ahora bien, la complejidad de la realidad misma conduce a que la interacción que se da entre los tres actores mencionados esté atravesada por intereses muchas veces opuestos. Se constituye así un sistema que para su buen funcionamiento debe tender al bien común, entendiendo por éste a la potenciación de todos sus sectores de manera compatible y beneficiosa para la sociedad en su conjunto. En este sistema, valores tales como el respeto a las instituciones y al orden consensuado; pluralidad; y desarrollo económico y social deberían ser innegociables.

Repasando la historia de nuestro país, vemos que hay ciclos que se repiten una y otra vez y que conducen a la siguiente reflexión: Argentina es una rotonda, donde el tren de las oportunidades pasa continuamente. Pero que pase el tren no implica que lo tomemos. Es más, la historia demuestra como lo hemos dejado pasar más de una vez. Y es difícil que esto no genere desencanto.

Lo acaecido en estos días, refleja la nocividad de la incertidumbre generada ante un panorama que anticipa el retroceso en muchos aspectos conseguidos en los últimos 4 años. Frente al aislamiento habíamos comenzado a dar señales de que íbamos en sintonía con el ritmo mundial, la presencia de nuestro país en cada vez mas mercados era un hecho y Argentina de a poco comenzaba a generar confianza. Esto último ejemplificado con el reciente Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y el Mercosur tras 20 años de negociaciones, entre otras acciones. No nos tenían confianza y comenzamos a trabajar en consecuencia. Y esta situación con en el exterior se replicaba internamente con los sectores productivos nacionales.

Sin embargo, y a pesar de la situación actual, la misma historia nos enseña que debemos seguir trabajando y haciendo las cosas bien. Demostrar que hacer las cosas bien es rentable, continuar con los proyectos que teníamos y esperar activamente que la situación se revierta. Había un modelo de país que apostaba al desarrollo local, al posicionamiento de Argentina en el mundo, al agregado de valor, a la generación de confianza y transparencia, al cuidado del medioambiente en consonancia con el desarrollo productivo y económico, y es ese el camino que las empresas, motores del crecimiento, debemos seguir.

Sin pretender caer en extrapolaciones extremas, la historia de los países demuestra que dependiendo de la cultura de cada sociedad, aun en los momentos más difíciles se puede avanzar y seguir creciendo, e incluso retomar el camino.

Productivamente hablando, hacer más con menos es la clave. Aumentar la eficiencia es la tarea. La diferencia por hacer las cosas bien no la vamos a percibir en precio de mercado, pero sí vamos a ser mas rentables.

Oportunamente, el panorama cambiará, el tren volverá a pasar y si estamos preparados podremos alcanzarlo. Ya sabemos por dónde ir, cual es nuestro deber y responsabilidades. Más que nunca, el trabajo en conjunto será indispensable, con toda la integración de la cadena, y, por sobre todo, respaldar los dichos con los hechos: está bien sostener que la carne argentina es la mejor, pero eso no es suficiente si no está demostrado con certificaciones.

Roberto Guercetti

CEO CONECAR