Por Daniela Reale – Analista de Mercados de BLD S.A.
Dos cuestiones fueron importantes para los mercados agrícolas en estos días. Por un lado, las expectativas que había con la última ronda de negociaciones entre China y Estados Unidos y por otro, la publicación por parte del USDA de información relevante, después de que se levantara el cierre parcial del gobierno.
Si bien el mercado esperaba alguna dirección en los precios a partir de estos eventos, la realidad es que los efectos fueron desalentadores.
En relación a la disputa comercial, que desde hace meses mantiene en vilo al mercado, de la reunión que tuvieron ambos países a finales de enero surgió el compromiso de China de comprar una cantidad adicional de soja (se habló de 5 millones de toneladas) pero nada se dijo sobre los aranceles ni sobre otros temas de conflicto como la propiedad intelectual, transferencia de tecnología, entre otros.
China cumplió parcialmente su promesa y compró algo más de soja norteamericana (cerca de 4 millones de toneladas) pero el mercado parece no creer en esta señal, lo que se observa a través de los precios. En los primeros días de febrero la soja en Chicago cayó un 0,5% y desde comienzos de año subió sólo un 0,6%. Es que para que cambie el escenario mundial de abundante soja, es necesario que China sea más agresiva en sus compras y por ello el mercado no reaccionará hasta que al menos no se quite el arancel.
Por otro lado, después de 35 días de paralización, se reanudaron las actividades del gobierno de Estados Unidos y con ello, la publicación de información relevante de mercado, como ser las exportaciones semanales, la posición de los fondos. Este viernes, salieron varios informes cruciales que habían sido suspendidos por el paro. Sin embargo, los precios tampoco reaccionaron.
De los nuevos datos publicados por el USDA destacamos la caída en la producción global de soja, por correcciones mayormente de Brasil. Esto si bien redujo los stocks, aún se mantienen en niveles altos y no cambia el panorama de trasfondo de mucha soja en el mundo.
Mientras tanto en nuestro país ya finalizó la siembra y las lluvias dieron cierto respiro, por lo que las perspectivas para los cultivos son alentadoras. Lo que no es alentador es el precio, que no logra alcanzar la barrera de los u$s 245 para la soja y u$s 145 para el maíz temprano, que son niveles un poco más cercanos a los disparadores de ventas. Los productores vienen muy atrasados con las ventas, especialmente de soja, con el 9% comprometido (versus 22% del año pasado) y de ese total, sólo el 3% tiene precio en firme.
Para el maíz, hay que tener en cuenta que el 60% del cultivo se encuentra en condiciones entre buenas y excelentes y las proyecciones apuntan a una producción cercana a los 45 millones de toneladas, de las cuales un 60% corresponden a siembras tardías, para cosechar a partir de junio. Es decir, van a ingresar al circuito comercial más de 25 millones de toneladas que se suman a la oferta de Brasil, donde la safrinha aporta más de 60 millones. Y esto sin considerar otras producciones del mundo (recordemos que por el conflicto en Estados Unidos podría aumentar la siembra del cereal).
Frente a este escenario recomendamos ir tomando decisiones de cobertura (al menos por la porción comprometida a cosecha) ya que los precios actuales para entregar el cereal desde julio en adelante ya están mostrando esta gran cantidad de oferta (la diferencia entre abril y julio es de u$s 5). Por esa parte vendida, para seguir estando “comprados” sin mercadería se podría adquirir por ejemplo, un Call de Chicago, para aprovechar potenciales subas que puedan darse por cambios en las intenciones de siembra, por problemas en los cultivos o por cualquier novedad en torno al conflicto con China.