Ventajas y desafíos de quienes sacan provecho a esta herramienta poco tenida en cuenta como parte de la infraestructura para la producción.
Guillermo Pailhe y Luis Defferrari son productores miembros de la Chacra Aapresid Valles Irrigados Norpatagónicos (VINPA), un proyecto que apunta a desarrollar sistemas de producción extensiva competitivos y sustentables en esta zona desértica donde llueven tan solo 200 mm al año sobre suelos heterogéneos y salinos; pero donde el objetivo no es mero capricho: la zona goza de condiciones de temperatura y radiación para el crecimiento de cultivos de las mejores del pais y dispone de agua de buena calidad proveniente del Río Negro.
“La incorporación y ajuste de estrategias de riego se ha convertido en un factor clave para transformar estos terrenos marginales en áreas productivas”, explicaron estos productores en entrevista con Carola Urdangarin en el streaming Levantando La Perdiz de Aapresid.
La estrategia se basó en la instalación de equipos de pivot central para riego por inundación o presurización. El ajuste de la frecuencia y espesores de láminas aplicadas fue un paso clave, ya que los suelos de la zona son incapaces de capturar grandes volúmenes de agua caída en poco tiempo.
Oportunidades y desafíos para el riego en Argentina
Pailhe y Defferrari coincidieron en la importancia de reconocer y potenciar la gestión de los recursos naturales de Argentina, como sus ríos caudalosos y acuíferos de buena calidad para transformar la producción agrícola y ganadera a través del riego, sobre todo en zonas marginales, donde contribuye además un salto en el desarrollo local y la generación de empleo.
Para ilustrar el impacto de la incorporación de esta tecnología, Luis Defferrari explicó que, “de manera natural, estos terrenos ganaderos no producían más de 18 kg de carne/ha/año, pero al incorporar riego, hoy llegan a producir entre 15.000 y 17.000 kilos de maíz por hectárea, que convertidos en carne, equivale a unos 2.100 kg de carne por hectárea”. Esto resalta el impacto que el agua tiene sobre la productividad, especialmente cuando se combina con tecnologías de gestión sustentable.
Pero la tecnología de riego no solo es una inversión para zonas marginales, ya que hoy tiene mucho potencial para estabilizar la producción en periodos de sequía en ambientes de la Pampa Húmeda.
Pero este crecimiento depende de una serie de factores, entre ellos, el apoyo y la visión estratégica del Estado. “Aunque los emprendimientos privados han sido pioneros en estos avances, el verdadero crecimiento a gran escala requiere de una infraestructura adecuada, y de políticas públicas que faciliten la reglamentación, el financiamiento y la construcción de infraestructura como canales de riego y de suministro de energía. Por dar un ejemplo, después de la inversión que implica un equipo de riego, es todo un desafío asegurar tensión eléctrica suficiente y constante”, aseguraron.
El acceso a financiamiento en Argentina es una barrera crítica, ya que la rentabilidad de estos proyectos solo se alcanza después de varios años, lo que exige condiciones de crédito que hoy no existen. Para que el sector privado pueda asumir estos riesgos y generar los desarrollos necesarios, es imprescindible contar con un marco de estabilidad económica que permita la inversión a largo plazo.
Con el apoyo adecuado, tanto en términos de infraestructura como de financiamiento, el país podría ver multiplicada su producción agrícola, con un impacto económico y social significativo, convirtiéndose en un referente del desarrollo sustentable, cerraron ambos productores.