Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, esta campaña se proyecta con una superficie de siembra de 17,9 millones de hectáreas. A pesar de este avance, los retrasos en el clima afectan las proyecciones de otros cultivos clave como el trigo y el maíz.
La reciente recuperación hídrica en buena parte de la región pampeana ha dado un impulso a la siembra de soja, proyectando un crecimiento en el área cultivada que no se veía desde 2018. Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la superficie estimada de siembra asciende a 17,9 millones de hectáreas, estableciendo un récord de los últimos seis años. Este aumento se traduce en una proyección de producción nacional que podría alcanzar entre 53 y 53,5 millones de toneladas, superando los 50 Mt del ciclo anterior.
Las lluvias recientes han resultado particularmente beneficiosas en el centro y este del país, donde los productores avanzan rápidamente en la implantación de la oleaginosa, esperando alcanzar 3,5 millones de hectáreas sembradas para el cierre de la semana. En un ciclo marcado por expectativas de una “Niña leve” y reservas hídricas mejoradas, las condiciones de siembra se muestran alentadoras, especialmente tras las dificultades recientes con la siembra de maíz temprano.
No todos los cultivos han podido beneficiarse por igual de la mejora hídrica. El trigo, que sufrió una sequía de cinco meses durante etapas críticas de su desarrollo, ha visto un ajuste a la baja en su producción estimada. Según el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la nueva estimación de noviembre sitúa la producción en 18,8 millones de toneladas, una caída de 700.000 toneladas respecto al mes anterior. Aunque los rendimientos en Buenos Aires y el norte de La Pampa han mostrado recuperación, en provincias como Córdoba, Chaco y Santiago del Estero los rindes se han visto gravemente afectados por la falta de agua.
A pesar de la baja en la producción proyectada, se espera que este ciclo sea el cuarto más productivo de los últimos quince años, con rendimientos favorables en zonas clave como el sudeste de Buenos Aires, donde las condiciones climáticas han evitado las temidas heladas tardías. En términos de superficie, se han registrado pérdidas en torno a 310.000 hectáreas, principalmente en el norte del país, pero el rendimiento de algunas zonas podría compensar parte de estas pérdidas.
El maíz, otro de los cultivos centrales, también ha visto afectado su desarrollo por la falta de lluvias oportunas. Aunque las lluvias recientes han mejorado notablemente las condiciones del cultivo, gran parte de la siembra se realizó fuera de la fecha ideal, particularmente en Córdoba, donde la franja central ha optado por retrasar la siembra para mitigar riesgos como el mal de Río IV y la problemática de la chicharrita, que afecta las áreas más secas. Según el informe, el área maicera proyectada cae otro escalón, pasando de una estimación inicial de 10,34 millones de hectáreas en el ciclo anterior a 7,8 millones este año, con una reducción del 24,6%. Aun así, la Bolsa de Comercio de Rosario estima que la producción podría alcanzar los 50 a 51 millones de toneladas, considerando rindes promedio y la porción del cultivo destinada al consumo animal.