Un biotipo de esta maleza en la localidad de Colonia Cocha (Dpto. Río II, Córdoba), presentó fallas de control con dosis comúnmente utilizadas de glifosato y haloxifop. A este reporte se le fueron sumando lotes con problemática similar en otras localidades como S.M. Laspiur y Sacanta, del departamento San Justo.
Si bien actualmente se están realizando los ensayos de dosis/respuesta establecidos por protocolo para confirmar esta posible resistencia, ensayos preliminares en macetas realizados por el especialista Diego Ustarroz (INTA Manfredi) revelaron que el biotipo sospechoso tuvo una baja sensibilidad a haloxifop R-metil y glifosato, siendo bien controlado con cletodim y topramezone.
Históricamente, esta especie ha manifestado sensibilidad variable al glifosato, dependiendo de los momentos de aplicación, siendo mayor el control en estadios tempranos de desarrollo. Por el contrario, los graminicidas selectivos post-emergentes mostraban muy buen desempeño. Desde la REM explican que “ante fallas de control con haloxifop, lo primero es descartar otras causas por fuera de la resistencia. Para ello debe evaluarse si la baja eficacia del tratamiento sólo se produjo en esta especie, así como evaluar si el estado de desarrollo de las plantas y las condiciones de aplicación fueron las adecuadas”.
Descartadas dichas causas, en lotes con sospechas de resistencia a estos activos, deben utilizarse estrategias con otros herbicidas pre y postemergentes recomendados para esta especie. “Quienes hayan tenido escapes con haloxifop, deben intentar controlar esta maleza de forma temprana con cletodim. Por otro lado, al tener nacimientos escalonados, también se recomienda el uso de residuales como piroxasulfone (solo o en mezcla), diclosulam, sulfometurón + clorimurón en sojas STS o biciclocpirone + S-metolacloro en lotes destinados a maíz”, aclaró Ustarroz.
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