El 22 de abril fue la fecha establecida por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra casa común.
El 22 de abril fue la fecha establecida por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra casa común.
La Humanidad vive, crece y produce gracias a sus recursos naturales. Pero estos recursos tienen un límite y la Tierra necesita tiempo para regenerarlos. El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra marca la fecha a partir de la cual hemos consumido todos los recursos que la Tierra puede renovar en un año. Ese día simboliza la presión ejercida por la humanidad sobre el planeta y surge de una medición que hace cada año la organización WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza). Según esta medición, desde 1970 hasta 2019, el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra se ha adelantado continuamente. En 2022, el día en que entramos en deuda con nuestro Planeta llegó el 28 de julio. Dicho en otras palabras, hoy vivimos como si tuviésemos casi dos planetas a nuestra disposición. Este año, aún no están calculados los días que nos quedan hasta haber agotado los recursos disponibles para todo el 2023. Lo que sí sabemos, es que todos podemos hacer algo para saldar esta deuda que tenemos con nuestra Tierra. Los motivos y qué podemos hacer La deforestación, la sobrepesca, la agricultura mal gestionada y las emisiones de gases de efecto invernadero, son los principales motivos por los que el día de la sobrecapacidad de la Tierra se adelanta cada vez más. En cuanto a la producción agrícola, los argentinos llevamos ventaja. Somos líderes en siembra directa: una práctica que permite sembrar el suelo sin necesidad de labrarlo para prepararlo previamente. Tal y como ocurre de manera natural, esta práctica permite colocar la semilla de cualquier cultivo casi en su superficie. Así, se reduce al máximo el riesgo de degradación de los suelos. Otra práctica importante es la diversificación de cultivos, de manera de promover la biodiversidad de los ecosistemas. Los suelos sanos y bien cultivados funcionan además como una “máquina de captura de CO2” de la atmósfera. Todo esto gracias a la fotosíntesis de las plantas, que usan ese CO2 como alimento y contribuyen a reducir la presión de este gas, uno de los principales responsables del calentamiento global y el cambio climático. También hay prácticas que brindan servicios beneficiosos para mantener el ecosistema. Existen cultivos cuyo último fin no es la cosecha de sus granos, sino por ejemplo el secuestro de carbono, el aporte de nutrientes o la mejora del suelo. Se llaman “cultivos de cobertura” y en Argentina son cada vez más los productores que los adoptan. Como ciudadanos, también podemos adoptar prácticas sustentables. Por ejemplo, si redujeramos a la mitad el desperdicio global de alimentos, podríamos ganar 11 días. Si hiciéramos lo mismo con el uso del auto, la fecha se retrasaría 10 días más, todo esto según los datos de WWF. Ahorrar energía, cuidar el agua son otras acciones que están al alcance de nuestras manos. Teniendo en cuenta esta fecha, es fundamental generar conciencia sobre nuestras formas de producción y consumo para empezar a retrasar el reloj y saldar nuestra deuda.