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Enseñan ciencia para combatir las noticias falsas en alimentación

Hoy, las redes sociales potencian como nunca antes los bolos sobre salud y nutrición en los medios de comunicación. Docentes de la FAUBA se oponen a esta tendencia y brindan un curso para ayudar a ‘separar la paja del trigo’.

Por: Pablo. A. Roset

En la época de la posverdad, cualquier historia más o menos engañosa que apele a lo emotivo puede resultar verosímil. Un ejemplo son las noticias falsas —también conocidas como bolos o fake news— que difunden los medios de comunicación y potencian las redes sociales. Este tipo de ‘noticias’ ya llegó al campo de la salud humana, causando una preocupante desinformación en la comunidad y en la industria alimentaria. Ante esta realidad, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) capacitan a profesionales de la nutrición y otros campos para que distingan la información verídica con bases científicas sólidas. ¿Se puede reconocer una noticia falsa?

“Estamos bombardeados con gran cantidad de información contradictoria sobre alimentos, y la mayoría de las veces se trata de noticias falsas con contenidos seudocientíficos. Abundan en los medios y, sobre todo, en redes sociales y blogs. Esto provoca confusión y desinformación, sobre todo en la población en general, pero a veces también en los profesionales de la salud, ya que ninguno puede ser experto en todas las disciplinas”, dijo Brian Cavagnari, docente del curso Alimentación Basada en la Evidencia, en el Máster Internacional en Tecnología de los Alimentos (MITA-FAUBA).

Cavagnari, quien es doctor en biología y médico graduado en la UBA, explicó que, en muchas ocasiones, las noticias falsas citan publicaciones científicas, pero en realidad contienen malas interpretaciones o extrapolaciones incorrectas de esos papers. Más allá de si existe o no mala intención en ello por parte de medios o redes, el resultado final es que se crea una realidad paralela en la que la mala información perjudica a la mayoría. En el caso particular de la nutrición, esto es preocupante, aunque existen soluciones.

“La forma de luchar contra esta tendencia mundial es hacer docencia —afirmó convencido Brian—. Desde nuestra formación científica le enseñamos a los profesionales, mayormente nutricionistas, a ‘separar la paja del trigo’. Les damos herramientas para que lean críticamente artículos científicos, que interpreten correctamente las estadísticas, que sepan si los experimentos están bien diseñados y si sus conclusiones son válidas. En resumen, los preparamos para que reconozcan las evidencias verdaderas”.

Una metodología única contra las falsas evidencias

“El enfoque de nuestro curso es muy novedoso para el área de alimentos y es probable que sea una de las primeras experiencias en la Argentina. Sin embargo, el concepto de medicina basada en la evidencia tiene más de 20 años”, comentó Cavagnari.

En este sentido, agregó: “A principios de la década del noventa, el doctor Gordon Guyatt, en Canadá, sentó las bases en esto de reconocer las evidencias verdaderas, sólo que él lo hizo en el campo de la medicina. Hará unos 10 años, y en base al mismo concepto se empezó a hablar de nutrición basada en la evidencia. Nosotros aplicamos este concepto en la alimentación, para luchar contra la desinformación y distinguir informaciones falsas de verdaderas”.

“Las fake news abundan en los medios. Por ejemplo, está el caso de la leche. Es un alimento esencial por el calcio y el fósforo que provee; sin embargo, a diario aparecen publicaciones que afirman que es muy dañina. Esto es falso. O el caso del edulcorante aspartamo, cuya mala fama

surgió al extrapolar un estudio en roedores en el que se les brindó dosis varias veces superiores a la ingesta diaria admisible, o IDA. Si lo consumimos dentro de la IDA, no presenta ningún efecto adverso para la salud”, sostuvo Cavagnari, quien además de poseer un máster en nutrición investiga la evidencia en relación con el consumo de edulcorantes no calóricos sobre la salud humana.

Fake o no fake, esa es la cuestión

Consciente de la necesidad de informar correctamente a la comunidad, Brian Cavagnari indicó algunos consejos a considerar ante posibles noticias falsas sobre alimentación. No obstante, aclaró que “seguirlos no garantiza que siempre vayamos a detectar un bolo, pero nos va a poner en alerta para leerla en detalle y con espíritu crítico”.

· Identificar la fuente de la noticia. No es lo mismo un artículo científico publicado en una revista de prestigio o en el sitio web de una sociedad médica de trayectoria, como la SAN (Sociedad Argentina de Nutrición) o la SAP (Sociedad Argentina de Pediatría), que algo publicado en redes sociales o en un blog.

· Ver quién es el autor de la nota. Es muy distinto un profesional de la salud que sea referente en el área de la alimentación y que publique en revistas internacionales, que una celebrity, un chef o un entrenador personal. Es sencillo investigar por internet su formación académica y sus antecedentes.

· Dudar ante títulos que sostengan que algún alimento es ‘increíblemente milagroso’ o ‘terriblemente malo’. Los ‘súper-alimentos’ no existen. La clave de una vida sana no está en un ingrediente en particular, ni siquiera en un determinado alimento, sino en tener un estilo de vida saludable. Esto incluye una dieta completa, variada, moderada y equilibrada.

· Recordar que las experiencias personales son simplemente anécdotas y no son evidencia.

· Corroborar que la nota tenga como referencia al artículo científico que supuestamente le dio origen. Esto permitirá que consultemos la fuente original.

Industria y evidencias

Cavagnari comentó que, a su criterio, el marco del MITA-FAUBA es el apropiado para desarrollar el curso de Alimentación Basada en la Evidencia. “Yo hablo de ciencia, de nutrición y de alimentación. Por eso, creo que, dentro de la Argentina, este es el ámbito ideal para desarrollar este curso, ya que muchos de quienes más saben de alimentos están acá. Incluso, al máster asisten personas de empresas agropecuarias que se sienten perjudicadas por los bolos. Distinguirlos no sólo los ayuda a defenderse, sino también a no caer en una estrategia de marketing y afirmar cosas que no son ciertas”.

“Creo que la industria de la alimentación es muy necesaria. Sería ridículo pensar en alimentar a millones de personas sin esta industria. Obviamente, su objetivo es ganar dinero, y eso no está mal. Pero sería un error que no se basen en evidencias científicas robustas. Trabajar de esta manera nos beneficia a todos: las empresas podrán hablar con certeza y la gente estará mejor informada, y esa es nuestra meta”.