ECONOMIA

Agregar valor, la clave para el círculo virtuoso de la economía

El motor de la economía está dado por el circulo virtuoso que desde el campo integra a la industria, las actividades agropecuarias y nuevamente la industria.

Cuando se trata de eficiencia productiva y desarrollo económico, aumentar la producción agraria en Argentina no es suficiente. Se necesita agregar valor a la producción primaria, sobre todo en lugares lejos del puerto, donde la logística se queda con la porción más grande de la torta. Para esto la industria es capaz de agregar valor en origen, transformando, por ejemplo, el maíz en etanol y la soja en biodiesel, para que los subproductos obtenidos, burlanda y expeller respectivamente, sean convertidos por los feedlots y tambos en carne y leche. Los mismos pasan a frigoríficos y usinas lácteas que los transforman en alimentos para el mercado interno y externo con todo el desarrollo que eso implica en los pueblos del interior: mano de obra directa, fletes, refrigeración, envases, comercio, marketing. Se genera así un verdadero desarrollo social, con una integración real, digna y sustentable.

Salir al mundo en la bodega del barco o desembarcar en la góndola del supermercado, ese es el desafío.

A su vez, de esta cadena se comienza a generar valor de donde antes solo se veían desperdicios. Nos referimos al biogás y biofertilizantes, producidos con los desechos de la actividad. De esta manera la bioeconomía entra a jugar completamente, contribuyendo a dar soluciones para el problema de los recursos utilizables limitados, como el petróleo. Esta generación de nuevos subproductos se dirigen también nuevamente hacia el agro, retroalimentando el circulo.

A modo ilustrativo, en la provincia de Córdoba se pueden ver las nuevas plantas de etanol en, que acopian maíz para la producción de alcohol, y que son muestra fehaciente del fenómeno. 45000 toneladas mensuales de maíz que hubiesen salido por el puerto de Rosario con cero valor agregado, son procesadas para producción de bioetanol, dejando un subproducto de alta calidad para conversión de carne y leche. El campo y la industria complementándose con la actividad pecuaria y otra vez la industria.

Estos son, sin duda, los temas del presente y del futuro: alimentos y energía.

La demanda de carne superará la oferta, la necesidad de biocombustibles no tendrá techo y, al margen de los costos y el debate de si los cereales deben utilizarse para alimento o para energía, el destino está marcando el doble propósito y su máximo aprovechamiento.

Estos son, sin duda, los temas del presente y del futuro: alimentos y energía.

Argentina se encuentra nuevamente en el mejor de los escenarios, por su diversidad geográfica, la riqueza de su tierra y la calidad de sus productos, así como con una estructura de mercados que permite el desarrollo de las operaciones de agronegocios. A su vez, la capacidad de Argentina posiciona a toda la región latinoamericana.

Si bien es cierto que la actividad agraria es la que menos mano de obra directa genera, sin embargo, el derrame es exponencial. Hacia atrás moviliza la metalmecánica, semillas, fertilizantes, agroquímicos, combustible, comercio, etc. Y hacia adelante, logística, fábricas de alimento balanceado, biocombustibles, ganadería, frigoríficos, lácteas, cadena de frío, comercio interno y externo, etc.

Salir al mundo en la bodega del barco o desembarcar en la góndola del supermercado, ese es el desafío. Necesitamos agregar valor, transformar la producción agraria en alimentos y energía. Desde la industria y la actividad pecuaria es posible, puesto que hay tecnología y también conocimiento. Y si le agregamos voluntad política, el círculo virtuoso cierra perfectamente.

Salir al mundo en la bodega del barco o desembarcar en la góndola del supermercado, ese es el desafío.

Roberto Guercetti

CEO Conecar